De la transformación digital a la transformación continua
5 de Septiembre de 2022José Velázquez, Director General de Infor España, analiza por qué la transformación digital ya no sirve como concepto, y destaca la importancia de fomentar una cultura de transformación continua para impulsar el rendimiento y la prosperidad futuros
La transformación digital ha dominado las agendas de los consejos de administración en los últimos años, impulsando modernas formas de trabajo, nuevos modelos de negocio y un mayor valor para el cliente. La pandemia, en particular, ha acelerado muchas iniciativas de digitalización, ya que las organizaciones se han enfrentado a la necesidad urgente de adoptar modelos de trabajo a distancia y adaptarse a los cambios extremos de la demanda.
El valor de la tecnología se ha desplegado por completo, lo que hace que la inversión sea más justificable y que los consejos de administración estén mucho más convencidos de la necesidad de cambio. Paralelamente, la nube como modelo de despliegue, junto con las modernas capacidades de integración basadas en API, han impulsado un cambio radical en lo que es posible. La nube no sólo facilita una mayor escalabilidad, seguridad y la capacidad de los CIO de invertir en nuevas tecnologías, sino que permite consolidar los datos de toda la organización, incluidas las entidades, para crear una visión profunda y dinámica. A su vez, esto permite que los enfoques artísticos y científicos de la gestión de una empresa converjan y ofrezcan un mayor valor en el proceso. Pero aunque el cambio en esta línea es, por supuesto, enormemente positivo, hay un fallo.
¿Una definición errónea?
Esto se debe a que, al menos en la mayoría de los casos, la transformación suele denotar un acontecimiento único. "Un cambio completo en alguien o algo", según el diccionario de Oxford, la transformación suele estar vinculada a un único acontecimiento, o a una serie de acontecimientos que están relacionados con el mismo objetivo.
En términos digitales, esto suele adoptar la forma de un proyecto único, como un nuevo ERP, o de una serie de proyectos que forman un programa más amplio centrado en la revisión de la experiencia del cliente, que lleva a una organización de un lugar a otro.
Aunque la transformación digital es, sin duda, un medio crucial para modernizar, agilizar la toma de decisiones y utilizar la innovación y la creatividad para mejorar tanto las experiencias como los resultados financieros, si la transformación simplemente termina tras la puesta en marcha de la tecnología de apoyo, los beneficios disminuirán inevitablemente con el tiempo.
Un entorno verdaderamente digital
Winston Churchill dijo una vez que "mejorar es cambiar; ser perfecto es cambiar a menudo". Si bien la perfección puede ser una tarea difícil en la economía actual, este sentimiento nunca ha sido más cierto que para las empresas en 2022.
Para mantener un verdadero entorno digital que tenga la resistencia, la escala y la flexibilidad necesarias para adaptarse al cambio, mitigar el riesgo y navegar por la incertidumbre del mercado, una transformación única simplemente no va a ser suficiente. Estamos operando en una economía que está evolucionando a un ritmo nunca antes experimentado, y nuevas industrias y funciones de trabajo están surgiendo todo el tiempo en línea con esto. En este contexto, las empresas deben explorar continuamente nuevos modelos de negocio y canales para adaptarse a los cambios en la demanda, incorporar la innovación en el ADN de la empresa y estar preparadas para desviar recursos hacia nuevas áreas o retos con solo pulsar un botón.
Muchas empresas tendrían la franqueza de admitir que esto representa un enorme cambio en la forma de planificar. Pero para crear el tipo de cultura digital necesaria para prosperar en la economía moderna, la transformación debe ser perpetua. Aunque esto pueda parecer un oxímoron, se trata de un enfoque basado en el fomento del entorno adecuado, más que en la selección de la tecnología adecuada. Este cambio de la digitalización a la transformación perpetua requiere un enfoque adecuado de gestión del talento, habilidades, inversión dedicada y visión, no sólo a corto, sino a largo plazo.
Hay una buena razón por la que Amazon se cita con frecuencia como un buen ejemplo de empresa que encarna este preciso enfoque. En palabras de la empresa, en Amazon la innovación no tiene lugar durante un momento puntual, como un hackathon o una incubadora, sino que tiene lugar como parte del trabajo diario. En la práctica, en cada reunión y en cada decisión que se toma, se asegura que se defiende enérgicamente al cliente para ganar su confianza y apuntalar la ambición de la empresa de mejorar constantemente la experiencia del cliente. Parte de esta ambición significa inventar constantemente para los clientes, ser consciente de lo que ocurre en el exterior y buscar nuevas ideas fuera de la empresa, sin limitarse a las advertencias "no inventadas aquí". Enmarcado en el valor central del pensamiento a largo plazo, algo que se ha cimentado en Amazon desde su creación, el innovador perfecciona y mejora continuamente sus ofertas basándose en los comentarios de los clientes.
Transformación continua
Para la mayoría de las empresas, la transformación continua tiene que empezar en algún sitio, y normalmente será el tipo de proyecto de transformación empresarial que hemos presenciado en los últimos años. Pero las empresas inteligentes y con visión de futuro están incorporando un medio para desarrollar, revisar e invertir en procesos, prácticas y sistemas que garanticen que las capacidades se actualizan continuamente para reflejar las demandas y matices cambiantes de ese negocio en particular a medida que crece, y en línea con la naturaleza acelerada de los mercados de hoy, puede cambiar de dirección según sea necesario.
La pandemia ha tenido efectos a largo plazo en las empresas, y prueba de ello es una reciente encuesta realizada a los fabricantes en la que se reconoce que la industria manufacturera nunca volverá a ser como antes de la pandemia. Aunque el informe destaca que el 95% de los encuestados están preocupados por sus cadenas de suministro actuales, otro 91% ha aumentado su inversión en transformación digital como respuesta, y como resultado esperan un futuro más rápido, más ecológico y más resistente.
Mantenerse a la vanguardia
La transformación continua es, sin lugar a dudas, el futuro, y para estar un paso por delante, crear una cultura de transformación debe ser una prioridad. Al desafiar el statu quo para revisar y perfeccionar la experiencia del cliente, y evaluar tanto el modelo operativo como la información disponible para facilitarlo, las organizaciones construirán modelos centrados en la agilidad, la velocidad, la escala y la resiliencia.
En los próximos años, la transformación digital podría ser la palabra de moda que asociamos con la revolución digital que estamos viviendo actualmente. Sin embargo, los verdaderos ganadores digitales serán aquellos que adopten la transformación continua como una ética para mantener la relevancia en el mercado, adaptarse al cambio y construir una ventaja competitiva más rápida y tangible que sus competidores.