Transformación digital en pymes: cómo detectar desvíos y bifurcaciones

Escribe Justiniano Vila, consultor y mentor, cofundador de Uanaknow

La transformación digital implica una manera mejor de hacer las cosas. A través de la integración de herramientas digitales, incrementa los niveles de productividad y colaboración, aporta flexibilidad para que cada persona trabaje desde donde lo desea y acceda sin riesgos a los sistemas corporativos y habilita mejoras en los procesos, en la productividad y en los flujos de trabajo.

El 2020 dejó en claro que no importa qué tamaño tenga una empresa: la continuidad de aquellas que no estén dispuestas a dar los pasos necesarios hacia esta nueva realidad se verá fuertemente comprometida.

Fue una evolución a la fuerza: luego de años de procrastinación, las pymes se vieron obligadas a tener trabajadores remotos, automatizar tareas para suplantar la ausencia de personas físicas en los ámbitos laborales o lanzar sus sitios de comercio electrónico para poder seguir operando.

La computación en la nube y la movilidad democratizaron el acceso a la innovación: con un presupuesto moderado y dispositivos de uso genérico fue posible entregar prestaciones de nivel corporativo. Sin embargo, estas implementaciones forzadas si bien son útiles en relación al objetivo final, no representan en sí mismas una verdadera transformación digital: quedan aún algunos obstáculos -la mayoría de ellos de tipo cultural- que deben trabajarse.

El primer punto a comprender que no se logra tan solo comprando software y hardware, sino que se trata de un viaje que tiene como primera parada una redefinición de la estrategia de la compañía.

Por supuesto, el componente tecnológico será muy importante, pero los resultados serán magros o directamente decepcionantes si no existe un alineamiento entre los procesos que se están digitalizando y el negocio. Un error en este punto puede ser crucial, ya que una inversión que no ofrezca un retorno adecuado al inicio produce un efecto cascada por el cual las siguientes inversiones nunca ocurran.

Del mismo modo, no involucra una área o un proceso en particular, sino a toda la organización. Empaparse con casos de éxito de competidoras o de otras empresas del mismo tamaño es una manera de entender cuáles son las verdaderas posibilidades disponibles.

Una segunda barrera es la escasez de talento en habilidades digitales en el mercado. Para las pymes, la manera más eficiente de seguir adelante es encontrar el socio tecnológico adecuado que le provea esas habilidades. Así, puede enfocar sus recursos -siempre escasos- en agregar valor al core de su negocio mientras que manos expertas se ocupan de su devenir digital.

También fallan las métricas en el segmento pyme: se lanzan iniciativas que luego funcionan sin que nadie las monitoree. En este punto, hay que considerar siempre la máxima que indica que aquello que no se mide no se puede mejorar.

Por último, es importante comprender que se trata de un proceso en constante evolución. No hay “principio” y “fin”, sino una oportunidad para avanzar siempre hacia una operación más cercana a lo óptimo. Dijimos que la transformación digital es un viaje. Y no parece una buena idea mantenerse en la sala de espera mientras sus competidores están embarcando.





Justiniano Vila es emprendedor, cofundador de Uanaknow, dedicada al desarrollo de soluciones digitales para empresas y proyectos en diversas industrias. Es consultor y mentor de grandes firmas y emprendimientos, y speaker.

(*) Justiniano Vila: Emprendedor y cofundador de Uanaknow